
Hermanos Héctor y Hugo Araneda
Maestros Marqueteros
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Los hermanos Héctor y Hugo Araneda, son maestros marqueteros, oficio que consiste en realizar figuras geométricas o bien representaciones de animales, plantas e incluso seres humanos, a partir de láminas de madera muy delgadas, llamadas comúnmente “chapa”, las cuales, de acuerdo al tipo de árbol del que se extraigan, poseen diferentes tonalidades. Dichas figuras, cuya finalidad es de carácter estético, son realizadas en un “paño de chapa” y posteriormente pegadas -por lo general- en las cubiertas y otras partes planas de muebles tales como arrimos, cómodas mesas, etc. De acuerdo a los maestros Araneda, existe también otro tipo de marquetería que consiste en incrustar trocitos de madera, así como de otros materiales, directamente en los muebles u otros objetos de madera, obteniendo, a la manera de un mosaico, la figura deseada.
El maestro Héctor, el mayor de los dos, nació en Santiago en el año 1946, y su hermano Hugo en la ciudad de San Vicente, en el año 1954. Ambos nos relatan que su primer vínculo con el trabajo en madera se produjo a través de su hermano mayor, Armando, hoy fallecido, quien comenzó a trabajar con un torno para madera que fabricaron junto a su padre, el cual no funcionaba con un motor a pedal. Posteriormente a ello, Armando ingresó a trabajar a los Arsenales de Guerra del Ejército, lugar en donde había talleres para la confección y reparación de muebles pertenecientes a la institución, en donde se fue perfeccionado hasta llegar a la categoría de maestro mueblista.
De acuerdo a lo que nos relató el maestro Hugo, Armando empezó a recibir trabajos para realizarlos de manera independiente, provenientes de algunos miembros de las F.F.A.A, a quienes conoció en el taller de los Arsenales de Guerra, montando a partir de estos encargos, un taller propio junto a sus hermanos. Según nos cuentan los maestros Araneda, los inicios de este taller fueron completamente artesanales, realizando los primeros trabajos casi de manera exclusivamente manual, hasta que pudieron adquirir máquinas, algunas de ellas confeccionadas incluso por ellos mismos.
En lo que respecta específicamente al oficio de marquetero, el maestro Héctor nos cuenta que su hermano mayor comenzó a interesarse de manera autónoma por este trabajo, observando muebles con marquetería en los aparadores de las tiendas de Santiago. A partir de estas observaciones, el maestro Armando comenzó a ensayar sus primeras figuras incrustadas en la madera, aprendiendo más del oficio con amigos y conocidos que ya se dedicaban a la marquetería con “chapa”.
El maestro Héctor ha trabajado siempre en su taller de manera independiente, recibiendo encargos directamente de tiendas o bien de parte de otros maestros que requieran de sus servicios como marquetero. Distinto es el caso del maestro Hugo, quien trabajó en varios talleres y fábricas de muebles de línea plana, de los cuales no recuerda hoy su nombre, desempeñándose en ellos como mueblista. Al igual que el maestro Alejandro Meza, el maestro Héctor trabajó en la fábrica de muebles Valdés, una de las fábricas más prestigiosas de muebles de estilo, desempeñándose como marquetero por un tiempo aproximado de diez años, entre los años 1986 a 1996. Recuerda que entre los encargos más solicitados en la fábrica Valdés, por ese entonces, se encontraban los secretaires, escritorios de origen francés que por lo general llevan bastante trabajo de marquetería enchapada, principalmente representaciones florales, así como los sillones Reina Ana, que en una de sus versiones lleva figuras en la “lira” o respaldo, así como en los corbatones.
Luego de sus diez años de trabajo en Valdés, el maestro Hugo se ha dedicado, junto a su hermano Héctor, a trabajar en su pequeño taller, ubicado actualmente en la comuna de La Cisterna, a pocas cuadras de donde se encontraba el taller original. Nos cuenta que el vínculo con la fábrica Valdés no se perdió del todo, siendo llamado en ocasiones para ir a realizar trabajos de marquetería, mientras estuvo activa, lo que nos habla de la expertice y el prestigio adquirido por el maestro Araneda durante sus años de trabajo en la fábrica.
Los maestros Araneda nos cuentan que la década de los noventa fue un periodo de bastante trabajo, en el cual se mantuvieron independientes. Los encargos más solicitados eran por entonces la marquetería para los sillones Sheraton, diseñados por el ebanista inglés Thomas Sheraton, y las mesas Florentinas, que se destacan por su marquetería enchapada con figuras vegetales y animales. Al preguntarles por algún encargo realizado para algún personaje o institución chilena destacada, nos cuentan que realizaron un trabajo cuyo destinatario fue el Palacio de la Moneda, consistente en la marquetería para unas sillas “pergamino”, del estilo Reina Ana, desconociendo el lugar específico donde fueron instaladas.
Si bien los maestros Araneda nos cuentan que “nunca les ha faltado la pega”, los encargos de marquetería han disminuido considerablemente. En el caso del maestro Hugo, ya son muy pocos los trabajos que realiza, dedicándose actualmente a la mueblería propiamente tal. El maestro Héctor en cambio, continúa desarrollando su oficio de marquetero aunque no con la profusión de antes, realizando mayormente el trabajo de “fileteado”, el cual consiste en delgadas franjas de marquetería enchapada, pegadas principalmente en los bordes de distintos muebles u objetos ornamentales de madera.
Los maestros Araneda ven con poco entusiasmo el futuro de su oficio. Los escasos trabajos que reciben dependen de los encargos de maestros mueblistas que también han visto disminuido su trabajo. Los maestros Araneda, al igual que el resto de los artesanos que integran el proyecto, con excepción del maestro Alfonso Valdés quien ha trabajado con su hijo y su sobrino, no poseen ayudantes ni continuadores. Ambos hermanos piensan, al igual que el maestro Meza, que de haber un resurgimiento de los muebles de estilo, será muy difícil encontrar maestros idóneos.